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C. B. I - Ev. S. Marcos

Curso
Bíblico
1er. Grado
Evangelio
Según
San Marcos




OBJETIVO:

En contacto directo con el texto sagrado, conseguir una visión general del Evangelio Según San Marcos y una comprensión de sus temas principales, para estimular nuestra vida cristiana. 


PROPUESTA DEL CURSO:                                                                

O. INTRODUCCIÓN.
1. DIMENSIÓN LITERARIA.
    1.1. El texto.
    1.2. Estructura literaria.
2. DIMENSIÓN TEOLÓGICA.
    2.1. Jesús es el evangelio.
    2.2. Mesías que proclamo el Reino de Dios.
    2.3. Hijo de Dios.
    2.4. Discipulado.
    2.5. Eclesiología.
3. DIMENSIÓN HISTÓRICA.
    3.1. Origen de la obra.




O. INTRODUCCIÓN.



En el uso de la Iglesia católica, Mateo ha ocupado la primera planta durante siglos; se leía en la liturgia y se partía de él para explicar los evangelios. Luego venía Lucas, porque parecía menos judío, mejor adaptado a una mentalidad griega como la nuestra.
Fue alrededor del año 1900 cuando los historiadores lo pusieron en el candelero; lo juzgaban mucho más creíble que los otros evangelios, mucho más cercano a la historia de Jesús.

Actualmente, se ha vuelto a él, por el interés que demuestra hacia la humanidad de Jesús.
Hoy día suele considerar a Marcos como el más antiguo de los cuatro evangelios y, de una u otra forma, como una obra que ha sido utilizada como fuente por Mateo y Lucas.

Por ello metodológicamente el estudio de los evangelios sinópticos debe comenzar por esta obra.






1.- DIMENSIÓN LITERARIA.



1.1.    El Texto.


CRITICA TEXTUAL. El evangelio según Marcos fue escrito originariamente en griego. Su texto primitivo ha
llegado hasta nosotros de forma  completa  y sustancialmente buena, atestiguado en papiros, manuscritos, traducciones, leccionarios y Testimonios de  escritores eclesiásticos que se remontan hasta comienzos del s.III.
Consta de 16 capítulos (1,1-16,8), con un apéndice (16,9-20), añadido en época muy temprana, pues ya hay indicios de sus existencia hacia el 150. Los versículos 7,16; 9,44.46; 11,26; 15,28 tampoco pertenecen a la obra primitiva y, por ello, no son auténticos.



CONTENIDO. La obra tiene carácter narrativo y trata de las obras y predicación de Jesús de Nazareth.

Después de una breve introducción, en la que presenta a Juan Bautista, el bautismo de Jesús y su tentación, el relato se centra en la actividad de Jesús de Galilea, donde se sitúa la mayor parte de su actuación; después nana brevemente el viaje a Judea y Jerusalén y de nuevo se centra en la actividad de Jesús en esta ciudad, en la que muere y se anuncia su resurrección, terminando de forma brusca en 16,8.

La narración consta aproximadamente de unos 95 relatos.
Es el más corto de los cuatro evangelios.



LENGUA Y ESTILO. La obra está escrita en griego popular koiné, con influencia semita, característica propia de los países semitas bilingües de Oriente.

Estilísticamente  se caracteriza por el uso poco cuidado del vocabulario, por la libertad en el empleo de la sintaxis y por la viveza y realismo de sus relatos.

El vocabulario está compuesto de 1.345 palabras, de las que 60 son nombres propios y 79 son hapax, es decir, únicas en el NT. Con este vocabulario el autor compone una obra de 11.242 palabras.



 


 
2.2.  Estructura literaria.



DIVISIÓN GENERAL. La obra comienza con un sumario-anuncio (1,1) que, a modo de tesis, anuncia lo que pretende desarrollar: Evangelio es Jesús, Mesías e Hijo de Dios.
Estos dos títulos vuelven a aparecer en escenas de confesión, en que se proclama a Jesús como Mesías (8,27-30) e Hijo de Dios (15,39).

Estas dos escenas, pues, dividen todo el conjunto en dos grandes partes, una orientada al mesianismo (1,1-8,30) y otra a la filiación divina de Jesús (8,31-16,8).

El contenido confirma esta división, pues la primera parte está dominada por los temas Mesías y Reino de Dios y la segunda por el tema de la pasión y muerte.

Desde un punto de vista geográfico, la primera parte, más en concreto desde 1,14 a 8,30, está centrada en Galilea, y la segunda está orientada a Jerusalén.

SUBDIVISIONES. Desde un punto de vista literario, en la primera parte se encuentra la triple repetición de una secuencia compuesta de sumario-anuncio, seguido de una escena de discipulado, siguen escenas variadas y se termina con una reacción:


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sumario
+
discípulos
+
desarrollo
+
reacción
1,14-14
1,16-20
1,21-3,5
3,6
3,7-12
3,13-19
3,20-5,43
6,1-6a
6,6b
6,7-13
6,14-8,26
8,27-30


Las reacciones están relacionadas con los tres grandes grupos interlocutores de Jesús, dirigentes, pueblo y discípulos. Según todo esto, la primera parte se puede subdividir en 1,1-13; 1,14-3,6; 3,7-6,6a, 6,6b-8,30.

En cuanto a la segunda parte, puede subdividirse a la luz de criterios literarios, topográficos, cronológicos y de contenido.

En primer lugar aparecen los tres anuncios de la muerte y resurrección, seguidos de una serie de enseñanzas; todos ellos tienen lugar por Galilea-Judea, camino de Jerusalén (8,31-10,52);

a continuación se pueden descubrir dos agrupaciones con unidad geográfico-cronológica, ambas en Jerusalén, una que narra lo que sucedió antes de la pasión durante tres días (11-13) y otra que narra la pasión, muerte y resurrección (14,1-16,8).



ESTRUCTURA GENERAL. A la luz de los datos expuestos, la estructura general de la obra es la siguiente:

1) introducción (1,1-13). Tesis: Evangelio es Jesús, Mesías, Hijo de Dios (1,1).


2) 1° parte: (1,14-8,30). Evangelio es Jesús en cuanto que es el Mesías que proclama el Reino de Dios.       -  1° sección: (1,14-3,6). Actuación de Jesús y respuesta de los fariseos.
-  2” sección: (3,76,68). Actuación de Jesús y respuesta del pueblo.
-  3° sección: (6,6b-8,30). Actuación de Jesús y respuesta de los discípulos.


3) 2° parte: (8,31-16,8). Evangelio es Jesús en cuanto que es Hijo de Dios, que muere y resucita.

- 1° sección: (8,31-10,52). Caminando por Galilea y Judea, Jesús se dirige a Jerusalén, anunciando su muerte y resurrección.
- 2° sección: (11-13). Actividad de Jesús en Jerusalén antes de la Pasión.
- 3° sección: (14,1-16,8). Pasión, muerte y proclamación de la resurrección en Jerusalén.



GENERO LITERARIO. El relato anterior quiere contar una historia, que acontece en Palestina, tiene como protagonista a Jesús de Nazareth y afecta a los que le rodean.

Pero hay lagunas geográficas y especialmente cronológicas que nos hacen saber que no se trata de una crónica ni de una biografía.
Por otra parte, los datos están tan estructurados en función de la tesis inicial, de las diversas respuestas y de la evolución de los discípulos.

Se trata pues, de un relato al servicio de una tesis, es decir, de historia interpretada teológicamente.



2. DIMENSIÓN TEOLÓGICA.



La obra de Mc es fundamentalmente teológica, teniendo en ella la cristología un puesto central. Según el título (1,1), pretende mostrar que Jesús es el Evangelio, en cuanto que es el Mesías que proclama el Reino e Hijo de Dios.
En el desarrollo de la obra aparece claramente otra característica, íntimamente ligada a las anteriores: Jesús es creador del discipulado, que es un grupo eminentemente cristiano.


 2.1.  Jesús es el evangelio.



Evangelizar, como concepto teológico técnico, procede de la teoría de Isaías II.
Jesús se lo aplicó y, siguiendo este hecho, la Iglesia primitiva desarrolló esta aplicación, atribuyendo a Jesús y su obra el sustantivo evangelio. En este contexto se sitúa Marcos, que hace del título Evangelio el centro de su obra.


EVANGELIZAR SEGÚN ISAÍAS II. Antes de la época del destierro babilónico, el verbo hebreo basar: evangelizar, se empleaba para designar el anuncio de una buena noticia, profana o religiosa; el verbo no tenía sentido técnico o religioso.

Fue Isaías II (Is 45-55), en la época final del destierro babilónico, el que dio al término un sentido técnico religioso, expresando con él una alegre noticia concreta, el anuncio de una promesa escatológica, según la cual Dios va a reinar, a pesar de todos los hechos que parecen contradecir su poder, especialmente las victorias de Ciro, que éste atribuye a su dios y que crearon entre los judíos una grave crisis de fe.

En este contexto, Isaías II presenta un evangelizador (mebasser), heraldo de buenas noticias, que evangeliza, anuncia una buena noticia, anuncio de paz, salvación y bien cuyo contenido fundamental es el próximo reinado de Yahvé (Isaías 52,7): ya viene Yahvé, el Dios de Israel, como Rey a Sión, a la cabeza de todos los desterrados; como un pastor, viene con poder a reunir el rebaño y conducirlo a Sión.

Pasando del campo de las imágenes al de la historia concreta, el profeta relaciona la venida de Yahvé con las gestas de Ciro, (4 1,25.27), que no es más que un ungido de Yahvé (45,1-8; 48,8-16), que le sostiene y le da la victoria (41,1; 45,8; 46,13) y por cuyo medio va a ofrecer a su pueblo la liberación y va a preparar su reinado.

Actuando de esta manera, Yahvé se revela como el único Dios, poderoso creador de todo el mundo (40,12-31; 41,4.17-20, dc.), capaz de realizar sus planes de salvación por medio de los reyes humanos, aunque sean paganos y no le reconozcan, como es el caso de Ciro (45,4), detrás de los cuales está presente y actúa como Dios Escondido (45, 15).la afirmación del poder de Yahvé es de capital importancia para fundamentar el mensaje de su actuación en la historia.

El evangelizador, pues, es el heraldo de Yahvé que proclama su venida como rey para salvar y traer la paz. La fuerza de cualquier y de su pregón proviene del que envía. Y como en este caso el que envía es Dios, su evangelizar es palabra poderosa y eficaz, que no falla y realiza su contenido (41,26ss; 46,10;  55,6-11); tiene así carácter escatológico, pues el evangelizador no solo anuncia el futuro reinado de Dios, la salvación y la paz, sino que con el mismo hecho de anunciarlo, ya comienza a crearlo y hacerlo presente.

Más adelante, Isaías III, al final de la época persa, reitera la promesa del "evangelizado?', presentándolo como profeta que proclama el reinado de Dios, que será liberación y año de gracia y estará destinado especialmente a los pobres (Is 61,1-2).



JESÚS EL EVANGELIZADOR. Jesús  se presenta como el evangelizador que proclama y trae el Reino, destinado especialmente a los pobres (cf Mt 11,5 y Lc 7,22). Su obra era evangelio, ya que, como evangelizador, proclamaba y realizaba el objeto de evangelizar, que era la alegre noticia del Reino de Dios, de la paz y de la salvación, ya presente en forma oculta.

Continuando y explicitando este hecho, la Iglesia Primitiva llama a Jesús evangelizador y a su obra evangelio. Se trata de un sustantivo que connota tanto el contenido como el acto de evangelizar.

El uso que hace el NT se caracteriza por la convicción de que Jesús es el evangelizador-evangelio, que trae el Reino de Dios. Así el evangelio es poder de Dios (Rom 1,16), revelación de su salvación (Rom 1,17), pero se realiza en la debilidad (1 Cor 1,17) y por ello, es una realidad que puede avergonzar (2 Tim 2,8) y escandalizar (Mt 11,6; Le 7,23). Evangelio es Jesús, muerto y resucitado (1 Cor 15,1-7). Evangelizar resume toda la obra apostólica (1 Cor 1,17; 9,16) y consiste en proclamar a Jesús, en quien se cumplen las promesas contenidas en las Escrituras (Hch 5 42) o, con una fórmula más precisa, anunciar al Reino y a Jesús Mesías (Hch 8,12). Ahora bien, esta palabra no es simple sonido, pues por la acción del Espíritu Santo actúa poderosamente en los oyentes mediante la fe (1 Tes 1,5; 2,13), que es fundamental para que realice su eficacia (Rom 1,16).



EVANGELIO SEGÚN MARCOS. Marcos dedica toda su obra a desarrollar este tema. Emplea 7 veces la palabra "evangelio". Sentidos del término:



    1)      Según 8,35 evangelio es sinónimo de Jesús y su mensaje de perder la vida, ante el que no hay que avergonzarse.



  2)   10,29 repite la misma fórmula y también en ella el evangelio es sinónimo de Jesús.



     3)  13,10 y 14,9 tienen en común presentar el evangelio como objeto de predicación, pero además contienen matices propios: en 13,10 se  trata de una proclamación que tiene carácter de «memorial», es decir, un recordar el pasado que lo hace presente.


    4)  Según 1,14 se trata de la promesa del evangelio cuyo autor y protagonista es Dios y que se comienza a cumplir con la proclamación del Reino que hace Jesús.


   5)  Según 1,15 evangelio es Jesús y su actuación al servicio del Reino prometido.



  6)  Finalmente 1,1 es un texto fundamental, cuyo sentido a la luz de los usos anteriores, es doble. Por una parte, es el titulo de toda la obra: evangelio es Jesús de Nazareth, en cuanto que es el Mesías que proclama el Reino de Dios y lo hace como compete al Hijo de Dios, es decir, a la luz, de 15,39, como Dios escondido, que manifiesta su poder en la total autodonación.

Evangelio, pues, para Marcos es Jesús y toda su obra, Jesús-Mesías-Hijo de Dios.




2.2.  Mesías que proclamo el Reino de Dios.



 Jesús es el ungido por el Espíritu y, por ello, el capacitado para combatir a Satanás y proclamar eficazmente el Reino de Dios.


 PRESENTACIÓN INICIAL. En el contexto del bautismo, Marcos presenta la unción mesiánica de Jesús en la línea del Siervo de Yahvé (1,9-11): recibe el Espíritu y Dios le proclama Hijo-Siervo-Profeta.

Su primera actuación, será enfrentarse a Satanás, vencerle (1,12-13) y, como el Más Fuerte (cf 3,27), despojarle. Su ministerio va a consistir precisamente en esta acción de despojo, cumplimiento del evangelio prometido por Dios, resumido en el sumario de 1,l4ss.



NATURALEZA DEL REINO. «Reino de Dios» es lo mismo que «Dios reina». Los contemporáneos de Jesús se imaginaban la futura acción salvadora de Dios en función de su omnipotencia. A la luz de esta premisa, lo concebían como irrupción irresistible del poder divino en nuestro mundo para destruir a Satanás y a los impíos y para crear un mundo nuevo para los justos.

Jesús, en cambio, parte de otra premisa, que cambia radicalmente el sentido del Reino: el Dios que comienza a reinar es Padre y la irrupción de su poder está al servicio de su revelarse como Padre. Y como padre es una realidad correlativa -sólo puede llamarse padre quien tiene un hijo-, su acción consiste en crear un mundo de hijos, que libremente aceptan esta nueva relación salvadora con él. Ahora bien, puesto que todos los hombres son pecadores, la acción divina ha de tender en primer lugar a perdonar los pecados y a transformar el corazón de los hombres, para poder hacerlos hijos e, inseparablemente, hermanos, miembros solidarios del nuevo pueblo de Dios. Esto explica la actuación de Jesús, incomprensible para sus contemporáneos.

El Reino es una realidad ya presente (1,14) y futura (8,38;9,43.35,47;10, 15.25.30; 14,25), dos fases dinámicas relacionadas entres si (4,30-32; 10, l4ss), dentro de una misma Historia de la Salvación. El AT fue el tiempo de la promesa Evangelio; con Jesús ha comenzado el cumplimiento. En el presente se manifiesta en el perdón, que posibilita la transformación del corazón, y en la vida filial y fraternal, que debe ir acompañada de los signos del mundo nuevo («expulsar demonios», curar, resucitar); en el futuro, que se consumará con la parusía de Jesús.



LOS AGENTES DEL REINO. Son Dios y Jesús. Al hombre sólo le pide recibirlo. Dios es el protagonista. Dios lo promete (1,14), lo reveía (4,11), lo realiza (4,26-29), y dispone de él (10, 40).

Jesús  se distingue del  Reino,  pero a la vez se identifica dinámicamente con él. Por una parte, su acción está totalmente al servicio del Reino, actuando como el heraldo que lo proclama con palabras y signos y, por otra parte, es el enviado que lo realiza en su persona.



ÉTICA DEL REINO. En cuanto al hombre, se le pide una colaboración que especialmente  consiste en dejarse «dominar» y transformar por Dios. Como «herencia», el Reino exige colaboración. Esta consiste básicamente en conversión y fe (1,15), reconocer la propia pobreza radical y entregarse a Jesús y su obra. Por ello el discipulado explicito es una forma histórica concreta de acoger el Reino (1,16-20). Jesús invita a su seguimiento, asumiendo las implicaciones morales de la filiación y la fraternidad.



LOS SIGNOS DEL REINO. La proclamación del Reino consta de palabras y signos, la doble faceta de la revelación. Jesús realizó una serie de signos que tenían como finalidad explicar su obra, comenzarla y garantizar su pleno cumplimiento en el futuro. Entre ellos se cuentan los conocidos como «milagros» (exorcismos, curaciones, etc.) y otros, como el perdón de los pecados y las vocaciones, que, aunque no se les considere técnicamente como milagros, igualmente revelan el Reino. En Mc tiene mucha importancia, ocupando un lugar destacado en la revelación del Reino, del que manifiestan sus diversas facetas y su dinamismo salvador.



Los exorcismos (1,23-27; 3,23-27; 5,1-20) muestran que Jesús, el Mesías poseedor del Espíritu, es el Más Fuerte (3,27) que vence a Satanás y sus demonios, última causa teológica de todos los males.

Las curaciones (1,29-31.40-45; 3,1-5; 5,25-34; 7,24-30.31-37; 8,22-26; 10,46-52) son signos que muestran que el dinamismo final del Reino tiende a la destrucción de la enfermedad y del dolor.

Igualmente la revivificación de un muerto (5,21-34.35-43; cf 1,40-45) es signo de la resurrección.

Los llamados milagros sobre la naturaleza (4,35-4 1; cf 6,45-52) revelan a Jesús como el Señor de la creación y el alcance cósmico del dinamismo del Reino, que creará «nuevos cielos y nueva tierra».

La curación del paralítico (2,1-12) muestra que el dinamismo del Reino tiende a la salvación de toda la persona.

El signo de los panes (6,30-44; 8,1-9) revela a Jesús como Buen Pastor, que congrega y alimenta al nuevo pueblo, que nace por la presencia del Reino.

Junto a los «milagros», hay otros signos no menos importantes: el perdón de los pecados (2,1-12.13-17) muestra que el Reino ya presente es liberación radical y transformación del corazón del hombre.

Las vocaciones (1, 16-20; 2,13-14) muestran que el Reino es una fraternidad en tomo a Jesús, y por otra parte las pretensiones mesiánicas de éste; la vocación de los Doce (3,13-19) muestra estas mismas pretensiones de Jesús, que se considera el enviado para crear el nuevo Israel en torno a si.

Así, pues, las obras de Jesús tienen carácter escatológico y cristológico, revelando el Reino de Dios y el misterio de su persona.

En su presentación, Marcos subraya una actitud de admiración por parte del pueblo con la finalidad de invitar al lector a admirarse y plantearse las grandes preguntas: ¿qué es esto? ¿quién es éste? (1,22.27ss; 2,12; 4,41; 5,20.42; 6,2.5 1; 7,37; 11,18; 12,37; 15,4.44). Esta admiración es un paso previo a la fe.



2.3.  Hijo de Dios.

Al comienzo de la catequesis (1,1) Marcos afirma que evangelio es Jesús de Nazareth, el Mesías, en cuanto que es hijo de Dios.
Al final de la misma (15,39) pone en labios del centurión una declaración que explica cómo actúa el Hijo de Dios, muriendo.
Así, pues, según Marcos, Jesús Mesías es divino, tiene esta cualidad como hijo y lo muestra en la muerte de una manera especial.

JESÚS EL HIJO. Marcos presenta a Jesús explícita e implícitamente como Hijo de Dios. Explícitamente en 13,32, donde se habla del Hijo en forma absoluta; en 12,6, donde se identifica a Jesús como su «hijo querido», el enviado escatológico de Dios.
Por atribuirse este título, el sanedrín busca matar a Jesús (12,12), le interroga más tarde sobre él (14,61): ¿Eres el Mesías, el Hijo del Bendito?: cf 1,1) y decidirá su muerte (cf 15,39).
En 14,36, Jesús ora a Dios llamándole Abbá (papito), en actitud de total confianza y obediencia a su voluntad. Finalmente, en 8,38 afirma que el Hijo del Hombre, que para Mc es Jesús, vendrá en la gloria de su Padre, compartiendo su poder y su juicio.


Implícitamente son varias las pistas que ofrece Mc:

1) Jesús actúa como intérprete especial y único de la voluntad del Padre, contenida en la Ley.
Habla con autoridad (1,22); critica las deformaciones de la voluntad de Dios, que introdujo el mismo Moisés, a causa de la dureza de corazón del pueblo (10,5), y las introducidas por los escribas fariseos con la tradición oral (7,6-8); se declara señor del sábado, oponiéndose al legalismo fariseo (2,28).
Más aún, afirma que la voluntad de Dios se vive en función de él: los que la hacen forman su familia (3,35); la vocación del rico consistía en vivir los mandamientos de una forma concreta, siguiéndole a él (10,19).

2) Con Jesús, Dios comienza a reinar, pero en forma de ministerio (4,11), pues se revela como Dios oculto, que no todos conocen, sino aquellos que reciben la revelación de Dios.
Jesús se presenta así identificado con el Reino, de forma que el misterio del Reino coincide con el misterio de su persona: conocer a Jesús es conocer el Reino, aceptar a Jesús es aceptar el Reino (1,15; 10,1523.25; 12,34).


3) Muestra una relación y poder especial sobre el Templo, tomando posesión de él (11,11) y descalificándolo (11,15-17). Para el sanedrín, esto es una pretensión blasfema, y decide acabar con él (cf 14,58; 15,29.38).

4) Anuncia su parusía compartiendo el poder de Dios (13,26; 14,62; cf 9,1), su gloria (8,38; 13,26) y sus ángeles (13,26).

5) El Padre reconoce a Jesús como Hijo-Siervo en las revelaciones que tuvieron lugar en el bautismo (1,11) y en la transfiguración (9,7).
También llaman a Jesús Hijo de Dios los demonios (3,11; 5,7), que experimentan la irrupción de vida y poder liberador que implica la obra de Jesús, el Ungido con el espíritu, el «Santo de Dios» (1,24).
Ser Hijo, pues, es tener una relación de carácter único, íntima, cordial con Dios, cuyo poder comparte y con cuya voluntad se identifica, realiza, proclama y defiende; por ello implica una misión a los hombres, entre los que realiza la voluntad poderosa y amorosa de Dios, el reino de Dios, en la forma que compete a lo divino, es decir, en la debilidad, que revela la fuerza de la autodonación divina.
Esta no pretende destruir al hombre, irrumpiendo violentamente e imponiéndose a su voluntad, sino que se ofrece a la libertad humana, pidiendo ser aceptada libremente y por amor. Para esto, el Único camino es la debilidad.

LA «EPIFANÍA OCULTA» DEL HIJO DE DIOS. Marcos presenta la revelación de Jesús, Mesías e Hijo de Dios, como una epifanía oculta, es decir, como una revelación eficiente, pero de tal manera que no obliga al asentimiento, respetando totalmente la libertad del hombre, permitiendo incluso reacciones contrarias (cf 3,22: con el poder del príncipe de los demonios expulsa los demonios).
Jesús muestra' su carácter divino viviendo una auténtica existencia humana, que acaba en un fracaso revelador (15,39).
Consecuencia de ello fue la incredulidad de los dirigentes y de la mayor parte del pueblo y la fe de sólo una pequeña parte, los discípulos.
   a) El nombre con que le designa es Jesús (81 veces), su nombre histórico.
   b) Reacciones humanas. Presenta sus reacciones humanas, propias de quien es verdadero hombre: se indigna (1,41), se indigna y entristece (3,5), duerme en medio de la tempestad (4,38), se maravilla (6,6», gime en su espíritu (8,12), mira con cariño (1O,2lss), se enfada (10,14), no sabe el día ni la hora del final (13,32), siente espanto, abatimiento y cae en tierra (14,33.35), grita su situación de abandono en la cruz (15,34).

c) Siervo de Yahvé. La misión de Jesús es la del Siervo de Yahvé, desde el bautismo a la cruz. En el bautismo, el Padre le unge con su Espíritu como Mesías-Hijo y en la transfiguración confirma esta filiación (1,11; 9,7).
En ambos lugares, Hijo alude al Profeta-Siervo de Yahvé (Is 42,1) y revela el sentido profundo de esta filiación, que implica una misión de servicio solidario en la debilidad, que llega hasta dar la vida y fracasar, en íntima dependencia del Padre (10,45), que le vindica.

d) Predicación en parábolas. Históricamente Jesús empleó las parábolas para ayudar a comprender al pueblo. Este método exige pasar de la comparación a lo significado, y este paso no se puede dar si el corazón no simpatiza con la enseñanza a la que se quiere llegar.
De hecho, el pueblo no comprendía la enseñanza de Jesús, porque se lo impedían los valores totalmente contrarios que tenía en el corazón.
Marcos atribuye esta incredulidad directamente a Dios. Aunque reconoce la libertad y la culpabilidad del pueblo (4,13-20; 6.5ss; 7,6-12.29; 8,34-35; 10,218).


e) Revelación trágica de Jesús. La obra de Jesús comenzó en olor de multitud, pero poco a poco le frieron abandonando los diversos sectores: escribas-fariseos, pueblo, y hasta los discípulos que, aunque le reconocen Mesías, no llegan a comprender el sentido peculiar que tiene este título y, en el momento de la pasión, le traicionan y abandonan, por lo que ninguno de ellos estuvo presente en su muerte, culminando Jesús su obra reveladora solo, incomprendido, abandonado. Pero es precisamente éste el momento más revelador.



2.4.  Discipulado.


Marcos menciona dos grupos de seguidores de Jesús, los discípulos y los Doce. Son dos grupos íntimamente relacionados, pero separables: los discípulos componen uno amplio, del que fueron elegidos los Doce. Al grupo de los discípulos pertenecen además de Leví (21, l3ss}, los muchos que le seguían (2,15), las mujeres que le seguían y servían en Galilea y habían subido con él a Jerusalén, aunque Mc no les da el nombre de discípulos (15,41). Del grupo de los Doce sólo forman parte los componentes de la lista dada en 3,16-18.


LOS DISCÍPULOS Y LOS DOCE. Los Discípulos y los Doce tienen fundamentalmente dos notas características comunes, ser un grupo cristológico al servicio del Reino, y tener como tarea principal conocer a Jesús.


a) Son un grupo cristológico al servicio del Reino. Proceden de la iniciativa gratuita de Jesús que los llama (1,16-20; 2,1 3ss; 3,13-17). Han sido llamados para seguir a una persona que tiene un proyecto salvador, el Reino de Dios (1,18; 2,14.15; 9,1; 8,34; 9,38; 10,21.28.32.52; 15,41). Los discípulos son los seguidores de Jesús (9,38; 10,32), lo cual implica inseparablemente identificarse con su misión al servicio del reino.
Por otra parte, los seguidores no solo están íntimamente unidos a Jesús, sino también entre ellos, formando una nueva fraternidad, que es la familia que encontraran los que lo dejan todo (10,28-30), y que tiene el valor de ser el primer signo de la presencia del reino.
Ahora bien, esta fraternidad es real cuando sus componentes hacen la voluntad de Dios (3,35) y viven en actitud de servicio y de compartir, excluyendo todo afán de dominio y de poseer.

b) El conocimiento de Jesús es la segunda nota característica, muy importante para Mc: todos ellos en su calidad de discípulos, han de aprender del Maestro al que siguen.
Son testigos de las palabras y obras de Jesús y de las reacciones de los oyentes, en las que predominé el rechazo.
El conocimiento de Jesús y su obra es su tarea principal como discípulos. Mc señala a todos los discípulos una doble meta: el mesianismo y la divinidad de Jesús (1,1).


LOS DOCE. Los Doce, por su parte, además de tener las características anteriores, con frecuencia de forma especial, tienen otras propias. Han sido llamados y constituidos como grupo gratuita y libremente por Jesús, que es siempre el protagonista (3,14-19).
Deben ser testigos especiales, ya que fueron llamados en primer lugar para estar con él: por esta causa aparecen siempre junto a Jesús, a veces solos, como en el primer ciclo de los panes (6,6b-7,37) y durante la actividad en Jerusalén, hasta que le abandonaron (14,50), por lo que no fueron testigos de la gran revelación de la muerte en cruz (15,39).
Otra característica del grupo es su misión especial. Son testigos especiales para ser enviados de forma especial.


EL GRUPO DE LOS TRES. En cuanto al grupo de los Tres (Pedro, Santiago y Juan), aparece en Mc como prototipo de los Doce. Como ellos, son testigos de Jesús, teniendo experiencias especiales de su misión y destino: son testigos de su poder sobre la muerte (5,37), de su transfiguración y del testimonio que le dio el Padre, confirmando su camino de muerte y resurrección (9,2.7), y de su angustia mortal en Getsemani, donde les invita a velar y a orar junto a él para no entrar en tentación (14,33ss.3 8).
Pero, al igual que sus compañeros, no comprenden el mensaje de la transfiguración (9,8-13), pues se lo impide la ambición de poder (9,38). No velan en Getsemani (14,37.40) y huyen con los demás (14,50).


PEDRO. Simón-Pedro, es la persona más relevante dentro del grupo de los Doce y de los discípulos, la más relevante del evangelio de Mc después de Jesús. Mc le nombra 24 veces.
Hay cuatro episodios centrados en él. En (1,36) se presenta como el miembro más característico del grupo.
En (8,29ss; 11,21) es portavoz y representante del grupo, manifestando lo que hacen o piensan los demás.
En (14,29ss) Pedro aparece como tipo de lo que harán los demás discípulos.
En (14,3 7ss) Jesús regaña especialmente a Pedro y después invita a todos a velar. Al final se destaca de nuevo la figura de Pedro, al invitar Jesús a los discípulos a Pedro a ir a Galilea para verle.



2.5. Eclesiología.


Para Mc, la Iglesia es una realidad escatológica, cristológica y misionera.


a) Es una realidad escatológica, porque nace como signo del Reino que ya ha comenzado con la actividad de Jesús y tiende a la participación plena de la salvación del Reino con Jesús.
Significa la presencia de la nueva familia escatológica, del Israel escatológico, que es posible porque Dios ya comienza a reinar, perdonando los pecados y ofreciendo a los hombres una nueva relación con él, filial, que implica una nueva relación fraternal con los que comparten este don.

b) Es una realidad cristológica. Jesús es el que llama a formar parte de ella y consiste fundamentalmente en seguirle como discípulos, en convertirse en su familia, haciende la voluntad de Dios; en estar con él, compartir su vida y reconocerle como el cumplimiento de la promesa «evangelio»; en identificarse con su persona y su proyecto, siguiéndole por su camino de servicio en la debilidad.


e) Es una realidad misionera. Porque son testigos y Jesús lo quiere, han de colaborar con su obra, dando testimonio con palabras y obras. Ahora bien, el dar testimonio implica ser testigo. No se puede ser misionero sin conocer, convivir y seguir a Jesús, viviendo fraternalmente.



3. DIMENSIÓN HISTÓRICA.


3.1.  Origen de lo obra.


AUTOR. De la lectura de la obra, escrita directamente en griego semitizante, no se puede deducir más que era un cristiano helenista, posiblemente judío.
La obra fue editada de forma anónima, como un escrito redactado por un miembro de la comunidad al servido público de la misma, por lo que no aparece el nombre del autor en ella.
Una tradición unánime, que arranca de finales del s.1, atribuye la obra a un tal Marcos, pariente de Bernabé y compañero de Pablo, de que hablan Hechos de los Apóstoles y Pablo (cf Hch 12,12.25; 15,37.39; Flm 24; Col 4,10; 2 Tim 4,11), y además se relacionó con la actividad de Pedro en Roma (cf 1 Pe 5,13).

TIEMPO. Los datos internos de la obra apuntan a un tiempo de persecución (cf las frecuentes alusiones al tema: 8,34ss.38; 10,30.33.45; 13,8.10; la presentación de Juan y su destino como anuncio del de Jesús) y relacionado con la destrucción de Jerusalén (cf 13). Pero no hay un acuerdo unánime entre los exégetas.
Los testimonios externos tampoco están de acuerdo, colocando unos la redacción durante la vida de Pedro (Prólogo Antimarcionista, Clemente de Alejandría) y otros después de su muerte (Ireneo). La mayor parte de los comentaristas sostienen que se escribió en torno al año 70 y antes de la redacción de Mt y Lc.


LUGAR Los datos internos sugieren un lugar litera de Palestina, en contexto cultural-administrativo romano: cf explicación de costumbres judías (7,34; 14,12; 15,42) y palabras arameas (3,17; 5,41; 7,11; 10,46; 14,36; 15,34), latinismos, alusión a derecho y honrado romano (10,12; 13,35), explicación de monedas hebreas con su equivalencia romana (12,42), presentación de un romano como el primero que descubre la identidad de Jesús (15,39)... pero la crítica interna no permite concretar más y señalar un lugar determinado.
Los testimonios externos señalan «las regiones de Italia» (Prólogo antímarcionista) y más en concreto Roma (Ireneo, Clemente de Alejandría), y esta opinión es generalmente aceptada por la mayor parte de los comentaristas.
A su favor está el que las citas más antiguas de Mc se encuentran en obras asociadas a Roma, en 1 Clemente 15,2 y Hermas.


DESTINATARIOS.   A  la luz  de la crítica interna, son predominantemente étnico-cristianos, pues necesitan que se les expliquen costumbres judías y palabras arameas. No se puede excluir la existencia de una minoría judeo-cristiana.
La Iglesia local parece ser comunión de comunidades domésticas, que se reúne en casa para celebrar el culto y tener la catequesis, dada la presentación que se hace de la casa como lugar al que Jesús se retira con sus discípulos y los instruye.
Las instrucciones a los Doce sobre el servicio a la comunidad y el relieve que se da a este grupo, encabezado por Pedro, dejan entrever la existencia de una dirección y organización de la comunidad. el conocimiento del vocabulario misionero y el uso de tradiciones misioneras (cf 1,21-28; 5,1-20; 7,24-30; 13,10; 14,9) apuntan a una comunidad misionera, comprometida en la misión entre los paganos y que posiblemente conoce la misión itinerante con el envío de dos en dos, que se alojan en casa de creyentes (cf 6,6b-7. 10).
Con relación a la problemática de la comunidad, los grandes temas teológicos, que se suponen son respuestas a su situación, permiten formarse una idea genérica. Entre estos destacan la cristología y el conocimiento de Jesús por parte de los discípulos.
La comunidad necesita replantearse su fe en Jesús.
La causa de esta problemática de la comunidad estada relacionada con una sede de dificultades de tipo diverso que está sufriendo.
Así, la frecuente alusión a persecuciones sugiere que ya tuvo lugar la persecución neroniana y que se vive en una situación de inseguridad a causa de la fe.
La presentación de Jesús como el Mesías/Hijo de Dios que se revela muriendo, junto al tema de la persecución, sugieren que el problema de la comunidad era una crisis de fe en el señorío de Jesús: ¿cómo compaginar la fe en el Señor Jesús con las dificultades que viven sus discípulos?.
Otra faceta de la problemática de la comunidad está relacionada con el lenguaje catequético histórico-narrativo empleado por Mc y que tuvo muy buena acogida, como muestran los hechos de que fuera imitado por otros autores y el que la comunidad primitiva concediera un lugar de honor a los evangelios o catequesis que exponían la tradición con lenguaje histórico narrativo.
No es la intención de Mc escribir una biografía de Jesús, sino una catequesis, pero lo hace a base de recordar el pasado de un modo sugerente que sirva para solucionar los problemas del presente.
Presenta así el cristianismo como una forma concreta de vivir la historia presente, enraizada en la existencia histórica concreta de Jesús de Nazareth.







 
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