Entre la multitud vagaba sin esperanza,
como un barco a la deriva, naufragando,
iba mi alma en pos de nada, en tinieblas yo me hallaba.
Aquel dia Tú mi senda alumbraste.
Mi corazón se alegró, Mi alma se iluminó;
comprendí lo que pasaba. Al instante me rendí, pues JESUS me visitaba.
Desde entonces soy feliz